La gastronomía caribeña destaca por su riqueza y diversidad, resultado de la fusión de culturas indígenas, africanas, europeas y asiáticas. Desde las influencias indígenas Bribri y Cabécar, la llegada de españoles, jamaiquinos y migrantes chinos, italianos y judíos, hasta la cocina mestiza del Valle Central y la miskita nicaragüense, la región ha creado una tradición culinaria única. Esta mezcla multicultural se manifiesta en platos que combinan sabores, aromas y texturas, ofreciendo una experiencia culinaria vibrante y variada.
El coco es un ingrediente esencial en esta cocina, junto con el plátano, la yuca, y otros tubérculos. Además, especias como el chile panameño, el tomillo y el jengibre son fundamentales, no solo por su aporte culinario, sino también por su conexión cultural e histórica.
La comida caribeña trasciende lo gastronómico, adquiriendo un significado ritual en tradiciones afrocaribeñas e indígenas. Platos como el rice and beans eran centrales en la vida familiar del siglo XX, sirviéndose los domingos como parte de reuniones familiares tras asistir a la iglesia. Este plato se acompañaba de postres tradicionales como queque, pudín de yuca y cocadas. Durante la semana, diferentes comidas marcaban el ritmo cotidiano.
El cacao, por su parte, ha sido fundamental para las culturas indígenas como moneda y bebida sagrada, simbolizando el vínculo entre la herencia precolombina y la historia posterior a la llegada de los europeos.